FALLO DEL TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL QUINDIO OBLIGA A REGLAMENTAR LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO DOCENTE
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Ha
resultado complicado elaborar un discurso que pueda calar en los maestros sobre
la importancia de la salud, y eso se evidencia en el bajo nivel de quejas pese
al deficiente servicio y la poca
asistencia a eventos de protesta y exigencia por un mejor derecho, cuando salta
a la vista el problema: - no hay medicamentos, - citas con especialistas por
fuera de la oportunidad, - servicios por fuera de la región, - ausencia de
planes de mejoramiento, entre otros.
En
la seguridad
y salud en el trabajo es todo un reto que apenas estamos iniciando,
esto por cuanto buena parte de los
maestros creen que el colegio o la escuela no enferma; y resulta que todo maestro es susceptible de
enferma por causa o en ocasión de la labor docente y máxime cuando los maestros
históricamente no han tenido un programa de salud ocupacional o seguridad y
salud en el trabajo serio, sistemático, ordenado, auditado y afín a nuestra
labor; las acciones que han desarrollado las entidades de salud en los últimos
20 años no han cumplido ninguno de estos requisitos y ahora menos que este
derecho no fue contratado.
Dos
casos documentados existen ya en el Quindío y Armenia de maestros pensionados
por problemas de voz que han egresado de la labor docente con una disminución
en su capacidad para hablar no solo en el aula sino en el ámbito familiar y
social, situación evitable si los docentes hubiesen sido sometidos a programas
de seguridad y salud en el trabajo que pudiera prevenir el riesgo ergonómico de
la voz; el retiro de la labor docente a temprana edad (30- 45 años) impide los
ascensos en el escalafón docente y por ende la posibilidad de liquidar una pensión alta; la única vía remedial que tiene
este maestro es lograr que sea calificada de origen laboral y poder vía
judicial demostrar el daño a la salud, la vida relacional entre otros y acceder
a una reparación o indemnización.
No
ingresamos al magisterio para salir pensionados por “enfermedad” y menos de
origen laboral; en este sentido LA VEEDURÍA EQUIPO DOCENTE EN SALUD, integrada
por un grupo de 25 maestros y apoyados por 100 coadyuvantes interpusimos una
acción de cumplimiento para obligar al Fondo Nacional de Prestaciones Sociales
del Magisterio – Ministerio de Educación Nacional a reglamentar y poner en
funcionamiento “el programa de seguridad
y salud en el trabajo” contenido en el decreto 1655 de 2015, acción que fue
fallada a nuestro favor por el Tribunal Administrativo del Quindío y que quedó
en firme el pasado 19 de junio, esto indica que el FOMAG y el Ministerio de
Educación deberán expedir el respectivo programa por tardar el 19 de diciembre
de 2018, no sólo para el Quindío, sino para todo el país.
Mientras
no haya un programa de seguridad y salud en el trabajo docente (salud
ocupacional), los maestros seguirán enfermando de disfonía, afonía, estrés,
ansiedad, depresión, problemas gástricos, problemas vasculares, patologías
músculo esqueléticas, insomnio, cáncer (asbesto de las tejas) entre otras; si
bien existen maestros con estas
enfermedades de base, en muchas
ocasiones estas son agravadas por la misma relación laboral a la que hoy son
sometidos los docentes por la inclemente política educativa y seguirán siendo de origen común, porque para
el gobierno y las entidades de salud, la
escuela y el colegio no son el origen o agravamiento de muchas de nuestras
patologías.
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Consulte el fallo completo del Tribunal Administrativo del Quindío:
